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Raíces
Algunas nociones de articulación presentes en las relaciones del parentesco y la descendencia que afectan los vínculos generacionales y sus grupos de interés, en cuanto a cooperación social.

Remitir ésta sección a las genealogías sinópticas de los evangelios de San Mateo y San Lucas, es situarse en el origen del Cristianismo y los albores del Imperio Romano para explorar los criterios esencialmente definitorios de la familia humana y su configuración según la Biblia, el texto fundamental de las religiones monoteístas. Luego una definición heurística de la familia podría cifrarse en aquel grupo integrado por una mujer adulta y sus hijos, además de un hombre adulto, cuando menos, unidos por el vínculo cultural regulador del impulso de procreación y su biología, presente en las relaciones de sangre. Entonces la forma que adopta la familia atañe a los problemas de su propia naturaleza que, solventados por el parentesco y la descendencia, afectan intereses, enlaces y tipologías generacionales, puesto que todas las sociedades poseen alguna forma de matrimonio y organización. Mas existen necesidades que van más allá del control de la familia y sus lazos del parentesco, no obstante que la lealtad – adhesión en relación a un antepasado común – suple funciones vitales al generar identidad cultural, seguridad social y valoración moral en grupos de interés legitimados por ritos y ceremoniales. Finalmente surgen otros rangos que, mediante la riqueza, el poder y el prestigio estratégicamente relacionados, originan clases sociales – establecidas en estratos dispares que conllevan a la desigualdad de los grupos e inducen a que unos pocos individuos dominen a la gran mayoría. Y aunque la función altruista de la familia es proteger su prole – disposición no caprichosa – la membresía social establecida por vínculos controla las tendencias de fragmentación, aunque origina sordidez en la codicia. Con la caída del Imperio Romano de Occidente y la búsqueda de otras formas de articulación social emergieron ideas interpretativas del caos, aunque por difusión se retomaron controversias genealógicas del mundo pre-cristiano y así el concepto de nobleza fue introducido por los Visigodos en Iberia, como un testimonio genealógico clave. Hay que acotar en Raíces, que nuestro sistema descriptivo del parentesco, uno de entre seis arquetipos, se caracteriza por su ampulosidad y una estrecha visión del bien.